Sánchez ordena al PSOE confrontar con Podemos más allá de la Ley Montero para provocar la ruptura
Sánchez quiere aprovechar el desgaste de Montero y Belarra para catapultar a Yolanda Díaz
La reforma de la Ley Montero no evitará que hasta 3.600 violadores puedan ver rebajada su pena
Montero se atrinchera: dice que su ley del ‘sólo sí es sí’ que excarcela violadores seguirá aplicándose
Si bien hace tan sólo unos meses pedía «precaución», «cautela» y «ser comedidos» en los ataques contra sus socios de Podemos que procedían desde las filas de su partido, ahora Pedro Sánchez quiere que los mismos a los que reclamaba moderación salgan al ataque y confronten directamente con los dirigentes de la formación morada. Todo a raíz de la modificación de la ley del sólo sí es sí que él mismo ha ordenado hacer, guste o no a la ministra de Igualdad, Irene Montero, y al partido que lidera Ione Belarra. Ambas han mostrado ya su rechazo a las directrices de Sánchez y acusan al jefe del Ejecutivo de sucumbir a «las presiones de los conservadores». «Se hará porque lo dice el presidente, que es el que manda» señalan en su entorno. La orden es ir «a degüello» contra Podemos. Vale todo y no únicamente por la Ley Montero. Empieza la campaña electoral.
Con más de 300 condenas rebajadas y tres meses de un bochorno internacional por los errores de la norma redactada por el equipo de Montero, Sánchez ha pisado el acelerador para modificar el texto en un tiempo récord. Su voluntad es que «los efectos indeseados de la ley» no se conviertan en un problema para su partido en las elecciones del 28 de mayo. Algo que le vienen reclamando los barones que, desde hace meses, también le piden liberarse de Podemos ante esta cita con las urnas. El momento para que eso se produzca, reconocen tanto en Moncloa como en Ferraz, podría ser ahora. Con las costuras de la coalición tensadas al máximo. «Nadie sabe qué puede ocurrir» apuntan. La incertidumbre es total.
De acabar ocurriendo eso, recuerdan en el entorno de Pedro Sánchez, la ruptura afectaría únicamente a Podemos. No a Unidas Podemos. Es decir, dejaría a fuera del Gobierno a las ministras Irene Montero y Ione Belarra. Yolanda Díaz, Joan Subirats y Alberto Garzón «no tienen por qué verse afectados» explican en Moncloa. De hecho, una de las premisas del presidente en todo este embrollo es preservar la figura de la vicepresidenta segunda y líder de Sumar. Aprovechar el desgaste de Montero y Belarra para catapultarla a ella como referente a la izquierda del PSOE. Para allanar el terreno de cara a un acuerdo electoral tras las elecciones generales. Díaz, que ha guardado silencio sobre la modificación de la ley del sólo sí es sí, está alineada con Sánchez. A fin de cuentas, dicen en su entorno, «todo esto le va bien para reducir la cuota» de los morados en su candidatura. De facto, además de romper el Gobierno, el presidente estaría rompiendo también el espacio podemita.
Remodelación
Pedro Sánchez quiere que, si se rompe la coalición, que «sea cuanto antes». El presidente tiene previsto acometer en las próximas semanas, incluso días, una crisis de Gobierno obligada por la salida de las ministras Reyes Maroto y Carolina Darias para disputar las alcaldías de Madrid y Las Palmas. Inicialmente, el líder del PSOE iba a remodelar el gabinete a finales de marzo o abril. Apurando los plazos con el inicio de la campaña electoral. Pero las presiones en su partido, principalmente por parte de Darias que quiere centrarse ya en su carrera hacia la alcaldía grancanaria -a diferencia de Maroto la ministra de Sanidad lo tiene muy fácil-, han obligado a Sánchez a variar sus planes.
Estos cambios ministeriales podrían llegar a producirse, según fuentes cercanas al jefe del Ejecutivo, este mismo fin de semana. A la vuelta de su viaje a Rabat. Aunque no se descarta que pueda esperar unos días más, hasta saber cómo se resuelve lo que en ambos lados de la coalición consideran «la mayor crisis de la legislatura» hasta ahora. Por eso, Pedro Sánchez ha activado la maquinaria de presión hacia Podemos para reformar la ley del sólo sí es sí. Y por eso, ha ordenado a los suyos recrudecer los ataques contra sus socios para tensar al máximo la relación y precipitar la salida de las dos ministras moradas ya, para aprovechar la remodelación del Gobierno por Maroto y Darias para sustituir también a Belarra y Montero.
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